31.8.14

Una mala tesis.

"Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos, era que pasaba un ángel que les robaba la voz".
Inspirada en el ídolo que le puso melodía a esta hermosa frase, empiezo mi tesis sobre relaciones de pareja. Basada en suposiciones propias y experiencias de terceros.
Es muy difícil pensar en elegir o conocer una persona con la que quieras pasar el resto de tu vida. ¿Quien se aguanta cincuenta o sesenta años al lado de alguien mas ademas de uno mismo? Ya suficiente con tener que lidiar con la vida de uno para ademas formar una vida de a dos y llevarla adelante. No creo que sea imposible, porque conozco gente que lo ha logrado, pero el caso es que yo no creo ser una persona capacitada para algo así.
Es difícil también, pensar que la próxima relación que tenga se va a terminar. Y si se va a terminar, ¿para que empezarla?. Tampoco podría esperar toda la vida o gran parte de ella a que aparezca esa persona con la que se supone que puedo pasar el resto de mi vida porque no creo que haya una persona destinada para cada uno. Necesitamos diferentes clases de seres en cada etapa de nuestra vida y me parece completamente egoísta pensar que tenemos que encontrar una persona que sea buen marido, buen padre y buen amante, porque en todo caso nosotros deberíamos ser iguales y no creo que exista ser tan perfecto que habite esta tierra.
Creo en la teoría que dice que las personas cambian, así que aunque en un principio alguien pueda ocupar de la mejor manera los 3 roles, estoy casi segura que puede llegar a perder alguno después de un tiempo o empezar a desempeñarlo sin tantas ganas y perder la ganas, es como perder la nafta que hace que el auto arranque.
Me cuesta entender que haya gente que crea que la relación que tiene con alguien a los 17 años pueda durar toda la vida. Quiero decir, ¿que tan poca aventura, curiosidad o excitación por el mundo te recorre las venas que no queres conocer otros cuerpos o almas ademas de esa de la que estas "enamorada" en ese momento? Me desespera pensar que alguna vez pueda pasar por algo así. Lo dudo mucho, porque mi manera de calcular y recalcular las cosas no me permitiría ni siquiera acercarme a algo parecido. Pero dicen que el amor ciega y tengo algo que es que creo mucho en las cosas que "se dicen".
Si metemos a un tercero en cuestión, se complica mas todavía. Porque, ¿como elegís a ese alguien a quien quieras confiarle el plan de traer a otro ser humano a este mundo? ¿como te aseguras que esa persona va a hacer todo lo que tiene que hacer en el rol que le toca desempeñar en la tarea? No hay forma de descifrarlo. No hay forma de predecir lo que va a pasar y eso es lo que mas me inquieta. Me gusta no saber que va a pasar, pero no me gusta saber que lo que pueda pasar, puede ser tanto bueno como malo. Le tengo miedo a la maldad. La detesto y amaría un mundo en la que no existiese. Peor que la maldad es la maldad sin intención. Que se produce sin planearla, y es la que mas cuesta superar.
Da la impresión de que no creo en el amor. Pero no es así. No creo en el amor que nos inventan cuando somos chicos o en ese que se muestra en las películas. O ese amor idiota que nos pega en la adolescencia. No creo en el amor que fantasía. No creo en el "verdadero amor" de los cuentos. No creo en el "felices para siempre". Ese es el asunto. ¿Cuando es siempre? Según el diccionario, la definición para siempre es: "En cualquier momento del tiempo, sin interrupción; se puede referir a la totalidad del tiempo o a la totalidad del tiempo considerado." Me gusto la parte de tiempo considerado, porque me gusta pensar que puedo tener una relación que dure diez años y ese "siempre" que duro diez años, no me molesta. El siempre infinito es el que no me gusta. El infinito no me gusta. Y es curioso que siempre que tengo una lapicera en la mano dibujo un infinito en algún lugar o mismo usando mi dedo para dibujarlo imaginariamente sobre cualquier superficie. También se podría leer como un ocho acostado y hasta preferiría que sea así, pero es otra cosa que no se.

27.8.14

Filosofía. Psicología. Concluía. Biografía?

Me encantaría poder decir que no me acuerdo en que momento cambio tanto todo. Cuando deje de ser la chiquitina que se preocupaba por hacer la tarea para que no la reten las maestras o esa que todos los días inventaba nuevas técnicas de tejido, bordado, amasado, moldeado o recortado para hacer esas manualidades que se contaban como el mejor adorno que iba a tener la casa y el mejor regalo de la semana que le podía dar a mamá, y que cada una se iba superando, porque una iba a ser mejor que la otra y la otra y la otra. Pero nunca llegaban a mas del 80% del trabajo total, por ende, terminaban siendo "porquerías" sin terminar, esparcidas por toda la casa, sin ningún fin concreto o uso útil. Las que llegaron a estrenarse, viven hasta el día de hoy en algún estante, caja o cajón. El resto, habrá terminado en un basurero o con mucha suerte, en manos de algún niñito que tuvo que revolver la basura que salio de mi casa ese día...
Que simple, pero que complicada se siente la vida cuando uno tiene 8 años. No sabemos exactamente el significado de la palabra "preocupación" pero como la estamos aprendiendo, nos gusta usarla para decir que "nos preocupa" que Fulanita o Menganita se enoje porque no le prestamos un marcador que justo estábamos usando. Y estoy hablando explicitamente de la vida que me toco vivir a mi, que nunca me falto nada y que realmente nunca tuve grandes cosas por las que preocuparme.
La verdad es que siempre me gusto el drama. Bueno, gustar... es una forma de decir. Reformulando, siempre fui muy propicia a participar de situaciones dramáticas (sí, así me gusta mas). Muchos dirían que por eso, bien podría ser muy buena actriz. Pero eso es mentira, porque si veía o veo todo como un drama es porque lo siento así, no porque invento algún tipo de plan macabro en mi cabeza en donde quiero probar como reacciona la gente ante mis llantos, mis gritos o mis histerias.
Mis últimos años de vida consciente, creciente y cambiante, noto una mejoría en estas cuestiones y ahora se lo puede llamar "exagerar" en lugar de dramatizar. Pero, que seria de la vida sino exageramos? Cada uno exagera lo que le parece, y lo que a uno le puede parece exagerado, al otro no, y en realidad uno no se da cuenta cuando exagera, sino que las cosas que uno hace o dice se ven exageradas a los ojos del otro y si el otro nunca nos dice que le parece que exageramos, nunca nos enteraríamos que estamos exagerando, entonces no exageraríamos en ningún plano, mas que en la cabeza de los ojos del que nos ve. Y para concluir con esta filosofía barata que acaba de salir de mi, decimos que todo es relativo en el relativismo de la relatividad.
A los 11-12 años, ya son otros los "problemas" que atravesamos o las cosas que nos preocupan. En mi opinión, la pre-adolescencia es peor que la adolescencia, porque los adolescentes son un hecho, están presentes constantemente y son un peso importante en la sociedad. Siempre se habla de ellos y cuando somos niños, sabemos que nos va a tocar pasar por eso.
Los que tenemos hermanos mayores y vivimos esta etapa como espectadores de primera fila de una película de cine con subtitulos, donde los actores están tan cerca que nos marean, no llegamos a leer todo lo que dicen y por ende terminamos entendiendo la mitad de lo que pasa  y creemos que nunca vamos a llegar a ser así, porque "yo? convertirme en esta clase de monstruo? Si soy re buena... a mi nunca me va a pasar". Para colmo están esas descripciones vulgares que llegamos a ver o en el colegio o en la calle o por algun amigo que muestran al adolescente como un engendro lleno de granos, mal olor y pésimo humor.
En fin, tenemos muchas herramientas para imaginar como podriamos ser en esa etapa de la vida y aun asi no podemos dar con la predicción correcta. Pero mi punto era que de la pre-adolescencia no nos habla nadie, y cuando llega es un dolor de ovarios (casi literal).
Empezas a usar corpiño y te gusta, porque te sentís grande y si son lindos como los que me compraba mamá, mejor todavía. Pero en cuanto un compañerito se entera y se ríe de eso porque se te vio el bretel por la remera, ya no te gusta tanto. Te sentís una tonta, no queres que piensen que "te haces la grande" y haces malabares para sacártelo, con la perfecta complicidad de una amiga que entiende, pero a la vez no lo que te pasa porque ella todavía no tiene que usarlos, pero lo haces para que el payaso que se rió de vos no tenga pruebas para contarle al resto del grado el nuevo chisme. Al instante te sentís incomoda, porque si empezaste a usarlo es porque se te veía fea la remera sin corpiño y ahora sabes que te queda fea. Llegas a tu casa y te convences de que no tenes que hacerle caso al gil que se quiso reír de algo natural por lo que todas las nenas pasan y que ya va a ver cuanto se va a reír cuando en unos años tenga que desabrochar uno y no sepa hacerlo porque no fue capas de reaccionar coherentemente ante la situación, para conseguir una amiga que cuando lo necesite, se lo pueda enseñar. Y ademas, sabes que lo que le pasa a él en esa misma etapa es sumamente asqueroso y no se compara con lo tuyo, pero que no lo vas a molestar con eso porque te consideras mucho mas madura que él. Y ese, ese es el momento que marca un antes y un después en tu vida frente al genero masculino.
De la adolescencia mucho no puedo hablar. Considero que para hablar de una etapa de tu vida, de la forma en que lo estoy haciendo ahora, primero hay que darla por concluida. No puedo hacer una conclusión de algo por lo que estoy pasando. Me irritan tantos cambios, me emocionan, me impacientan. Si algunas veces pienso que me gustaría volver a alguna época pasada es porque ya la viví y porque se como terminó y porque estoy contenta con el resultado que tuvo. Nunca nos gusta lo que no sabemos. Si, nos da intriga, si, nos da curiosidad, si, nos atrae y podría hacer una lista de sinónimos que digan lo mismo pero ninguno se va a acercar al verbo "gustar". Una vez me dijeron que el cerebro tiene la capacidad de recordar con mas gusto, eso mismo, recuerdos. Acepta con mas felicidad las cosas que ya pasaron, que las que están pasando. No se que tan cierto sera, pero creo que en mi se aplica bastante.

25.8.14

Casi un cuadro

En momentos como este, decido escaparme a ese país. Ese lugar tan pintoresco que invita a sentarse en un café, irónicamente tomando un té... humeante, aromático, transparente. Pudiendo mirar por el vidrio mojado por los chaparrones constantes, una ciudad que cambia de color en cada esquina, que combina las flores mas lindas con los olores mas ricos existentes en este mundo.
Y ahí esta, mi lugar. No entra ni un centímetro mas de bufanda, ni un talle mas de zapatos, ni un pelito mas. El lugar es exacto y perfecto. Cómodo, tranquilo, alegre, pícaro, atento y disfrutable. Nada me hace querer salir de ahí.
Veo paraguas, veo botas de goma, una mariposa que usa una rama como escondite. Completamente pacífica, espera al sol que no tarda en salir de detrás de esa nube platinada, para seguir su camino en busca de la flor mas rica de entre las mejores que tiene el puesto de la esquina.
Se asoma un rayito de sol y esa es la señal que decido usar para pararme. Camino tres cuadras por la misma vereda, doblo a la izquierda sin cruzar la calle y son tres cuadras mas. Cruzando el parque, ese parque que me gusta casi tanto como la suerte de jardín que me invente en el balcón. Puerta giratoria, siempre me exasperaron este tipo de puertas, son lindas si las miras, pero una vez adentro no podes esperar el instante en que termine de girar para que puedas salir.
Los personajes cotidianos del lugar, siempre tienen algo en que pensar y no se percatan de mi llegada, salvo uno. Siempre atento, amable y cortés, me saluda. Le devuelvo el gesto pensando en cuanto me recuerda a mi abuelo. Dieciséis escalones y ya estoy adentro. Ahora físicamente somos estas cuatro paredes, dos espejos, una barra y yo. Emocionalmente, puedo hablar del olor peculiar que siento a cuatro pasos de entrar, la luz perfecta que se filtra por la ventana frontal, la temperatura ideal de la madera y la música que ya esta sonando. Solo me queda, dejarme llevar.