24.9.14

Amar el amor. Odiar el odio.

Amar, odiar. Querer, detestar. Gustar, despreciar. 

El olor a tierra mojada. Olor a café recién hecho. Los besos en la mejilla reales. Que me abrasen con cariño. Regalar sonrisas a los niños para que también me regalen una. Bailar. Captar la energía positiva de otra persona. Las promesas que se cumplen. Recordar olores. La leche con miel. La fusión de los cuerpos de las parejas de Tango. Escuchar música y poder contar los compases. Los pies descalzos sobre el piso frío. El aire fresco. La lluvia. El arte. Cantar de a dos. Las rutas. Las montañas. Sentir adrenalina. Las espaldas. Reírme. Ver y escuchar como tocan el piano. Las cartas que se escribían antes. Que me suene la espalda. Hacer reír a la gente. Aprender. Que me elogien cosas por las que me esfuerzo. La amistad. Los reencuentros. Los masajes. Gritar. Susurrar. Los festejos de Año Nuevo. Hacer planes. Los parques. El mate. Las madrugadas. Las voces que suenan y te envuelven. Los labios. La nostalgia. Los comienzos. A la gente apasionada. Las palabras. Las caminatas. A mi perro Rumpel. Las mandíbulas cuadradas. Las tradiciones culinarias que se repiten por generaciones y generaciones. Cumplir años con números pares. Las canciones de cuna. Las lunas llenas. Los laberintos.

El odio.

Respuestas. Cumplir objetivos. Una casa en Bariloche. Una biblioteca grande, llena de libros por leer. Cuatro hijos. Viajar. Un grupo de amigos que se quede conmigo para toda la vida. Un reloj de bolsillo. Que mi alma nunca deje de hablar con los pies. Aprender a tocar algún instrumento. Un arito de coco. Una bicicleta. Una semana con diez días o días con treinta horas. Conocer Italia. Saltar de un avión con paracaídas. Escribir un libro. No aburrirme nunca.

La falta de voluntad. Las mentiras. Los reproches. Los celos. Las distancias. Las despedidas. Las apariencias que engañan. La suciedad. La mala educación. Las faltas de respeto. Los deportes de lucha. El fanatismo. El ego. Los problemas de autoestima. Que me transpiren las manos sin motivo. Dormir demasiado. Los dolores de cabeza. Las heridas superficiales. La humedad. Las almas viejas. Depilarme. Hacer cálculos. La sangre. Las vacunas. La sal en exceso. Extrañar. Las mentes cerradas. Los silencios incómodos. Generalizar. La arena por todos lados después de un día de playa. Las películas de terror. La hipocresía. La enfermedad. Ir al dentista. La imposibilidad de tener posibilidades. El estrés. Los tabús. A los "cabeza dura". La burocracia.

Que me rasquen la espalda. Morderme los labios. Dormir con medias y despertarme con una sola o con ninguna. Las personas que chasquean los dedos fuerte. El té que calma los nervios. Jugar con mis dedos. La pizza. Las nubes. Los anillos. Los perros. Los artistas. El mango. Cocinar. Tejer. Hacer macramé. Ser inquieta. Las chimeneas. Las escuelas. Los trayectos en auto. Conocer gente. Las flores. El helado. Las brújulas. Las clavículas. El pelo corto. El color verde. Las fotos. Los libros. Los maestros. Los puentes. Las postales. Los barcos. La expresión "huesito dulce" que hace referencia al coxis. Los dedos pulgares en alto. Saludar con la mano fervientemente. Acariciar una espalda en medio de un abrazo. Las suricatas. Aprender a comer cosas nuevas. Enseñar sin esfuerzo. El orden y la limpieza. Que no me chupe un huevo lo que piensa el resto. Las frases épicas. Los aros en las orejas. La gente a la que "le queda bien" un cigarrillo en la mano. Los "hasta luego". Brindar. La Navidad. Improvisar. Quedar satisfecha con lo que escribo. Las discusiones. La familia. Las calesitas de las plazas. Los morrales. Los cantos de pájaros. Las cremas corporales. Los perfumes. El viento. Los ojos. Ordenar. La libertad. Pintarme las uñas. Las bufandas. Menta y chocolate. Los finales. Los actores natos. Las buenas acciones desinteresadas. Las mudanzas. Los zapatos. Exagerar. La introducción del himno argentino. Las agendas. Ser zurda. La ironía. Los desayunos de domingo. Los mozos simpáticos. La diversidad de etapas que tiene la vida. El concepto de personalidad. Los destinos.

Los mocos. La superioridad. Las lagañas. El olor a transpiración. Las cosas podridas. Los estornudos en el subte. Los bondis llenos. La ropa incomoda. La celulitis. Las vidas virtuales. La gente garca. Las presiones sin sentido. El calor. Los viejos que no esperan otra cosa que morirse. Las quejas. El mal aliento. Las serpientes. Las comidas extremadamente grasosas. Los grupos elitistas. La negatividad. El machismo tanto como el feminismo. La Iglesia. Echar culpas. Cuestionar defectos.

19.9.14

Humedad

Llueve, sale el sol y vuelve a llover. La lluvia relaja. El agua relaja. La relajación calma. Eso estoy buscando, la calma. Prendo un cigarrillo, miro por la ventana, esta empañada de un lado y mojada del otro, no distingo mas que siluetas y colores. Pocos colores, marrón, gris, azul, verde y algún dejo de rojo. Siluetas inmóviles. El movimiento esta detrás de cada puerta que se que esta en la calle pero que no puedo visualizar perfectamente en este momento. Hace frío, tengo la piel de gallina, pero ponerme un sweter implicaría un montón de acciones que considero innecesarias en este momento. Su olor. Camino de un lado al otro de la habitación, sobre el canto externo del pie en un paso y sobre el interno en el siguiente, alternando una vez cada pierna, bueno, como se camina normalmente, claro. Tengo los pies desnudos, el piso esta frío, siento la textura de la alfombra, izquierda, derecha, izquierda y nuevamente la cerámica fría. Un escalofrío me recorre el cuerpo, desde el talón derecho hasta el pecho. Su cara. Apago el cigarrillo, me froto la cara, me paso la mano por la nuca cerrando los ojos, intentando volver a la realidad. Es peor, siento su mano sobre mi cuello, como me recorre la espalda, los brazos y se detiene en mi manos. Siento sus dedos entrelazados con los míos, abro los ojos y me veo. Estoy solo, no hay nadie en este lúgubre espacio además de mí. Prendo otro cigarrillo, me siento y me paro al instante camino al sofá-cama, que ahora es solo sofá. Esta húmedo, el cuero absorbe la humedad casi tan rápido como la sal en un salero. El ruido de mis movimientos sobre el sillón. Su respiración. La recuerdo, la escucho, la siento. Otra vez un escalofrió me recorre el cuerpo, pero este es producto de la ventisca que entra por la ventana de la cocina que se que se abrió de nuevo. No tengo ni un mínimo impulso involuntario para pararme y cerrarla. Me abrazo, la siento conmigo otra vez. Sus labios. Se esfuman antes de que pueda terminar de sentirlos como me gustaba hacerlo. De espalda a la ventana, de cara al respaldo del sofá. Dormito porque el frío no me deja dormirme profundamente. No se cuanto tiempo pasa antes de empezar a relajar los músculos porque ya no siento frío. Giro lentamente, casi generando una espiral en mi cuerpo porque mis piernas quedan en la misma dirección y veo como el sol empieza a asomar. La resolana me enceguece por un instante de segundo. El rayo de sol cae justo sobre la mesa. Me brota una energía descomunal. Me paro de un salto, todavía con algunas partes de mi cuerpo que no reaccionan perfectamente a la posición vertical. Me abalanzo sobre la mesa, me pareció ver algo que no era y en ese segundo algo se desploma dentro mio. Como un baldazo de agua fría, como si alguien me sacara la frazada de un tirón en la noche mas fría, como un golpe de calor por estar expuesto al sol mucho tiempo, como una trompada en medio del estomago. Me siento, casi desplomandome sobre la alfombra. Me agarro la cabeza con las manos en palanca con los codos sobre las rodillas para sostenerme en una posición que no requiera mucho esfuerzo y que me haga parecer algo mas cuerdo. Me arden los ojos. Su olor, su cara, su manos, su respiración, sus labios. Me desmorono finalmente. Siento el piso frió con mi lado izquierdo trasero. El derecho se mantiene cálido sobre la alfombra. Siento la caída, un cosquilleo se desliza por mi brazo izquierdo. Respiro hondo. Mis latidos se aceleran y ya no veo nada mas que la mancha de humedad que encierra la lampara colgante del techo gris que pocas veces me detuve a observar.

11.9.14

Son o no son

Pensé mucho en como empezar a escribir sobre esto. Como no encontré nada mejor, empiezo así.
¿Como algo que tanta gente disfruta hace tan mal? Realmente, ¿hace tan mal? Si, científicamente prueban que si hace mal, pero la ciencia se renueva cada día y tal vez estén equivocados hasta el día de hoy. Digo, hay gente que fuma toda la vida y termina muriendo de viejo o por algún otro motivo que ni se acerca a un cáncer de pulmón. Entonces, sera que ¿de verdad hace tan mal?
Todos los fumadores, o al menos todos con los que he hablando, saben que se supone que los cigarrillos les hacen mal. Pero ¿que es ese "hacer mal"? Yo se que fuman y se relajan, fuman y se sienten bien, es un habito, una costumbre, algo mas. Y es tan raro que el mismo mercado que se supone que controla lo que consumimos o dejamos de consumir diga que es perjudicial para la salud y que sin embargo la gente lo siga consumiendo.
Me gusta ver como una persona se fusiona con los cigarrillos. Me da la sensación de que hasta crea una relación con el objeto, pero una relación fuerte. Es algo que esta presente en cada momento de su vida. Y no siento admiración por eso, pero si respeto, creo, no, respeto no es la palabra, pero es como un hecho.
No se ni con que compararlo porque no se que se siente tener esa relación con un objeto así. Fuera de la adicción que produce la nicotina, que creo que es una mentira porque es como el azúcar, probas un poco y queres mas, pero no se hasta que punto una persona es tan débil para caer en menos de un cigarrillo. No tiene sentido. Lo haces porque queres, porque crees que te hace bien, pero sabes que te hace mal. Cuantas contradicciones.
Cuando me preguntan ¿fumas? y digo que no, espero que me pregunten ¿porque? pero nadie lo hace, porque no se hace, generalmente recibo como respuesta "muy bien"... ¿Muy bien, que? ¿me estas felicitando porque no fumo cuando vos si? No tiene sentido. Y la verdad es que no se porque no lo hago. No vivo en un ambiente de fumadores y tal vez eso me tiene alejada. Nunca tuve eso como opcion para resolver algo. Sí lo probé, y después de probarlo comprobé el mito falso de "una vez que lo probas no lo soltas mas". No, no tuvo nada de mágico el primer cigarrillo que me fumé. Ni es segundo, ni el tercero. No me hizo nada. Y ¿porque? No lo se. ¿Sera como todas las cosas en esta vida que o son o no son para uno?

Desatando nudos

Hoy es un día histórico. Un "día peronista" como dirían muchos que conozco, quiero y admiro. Nunca uso esta frase por el mismo motivo que me separa ideológicamente de ese grupo de personas, pero lo que esta brotando en mi me hace pensar en ellos, que son parte de mi vida e intento plasmar mis sentimientos en algo que consideran tan valioso, para recordarme lo mucho que los aprecio. Empiezo a relatarlo desde las 12am. (casi en punto) y pretendo registrar la mayor cantidad de emociones que me corren por el cuerpo en un día así.
Terminar con las cosas que nos hacen mal, hace bien. Dejar ir lo que ya no nos sirve. Aprender a decidir. "Saber decir adiós, es crecer" y me animo a citar al grande que dijo esta frase, porque considero que lo que me esta pasando es grande. Que sea grande para mi, me es suficiente para creerlo grande. Siempre digo que la verdad mas valiosa es la que uno decide creer.
Hoy empiezo una nueva etapa. Y no la empiezo un 1 de enero. No la empiezo el día que termino la secundaria o el día que empiezo la facultad. La empiezo el día que me empiezo a acercar al camino que me va a marcar el futuro. La cursilería siempre fue lo mio y hoy no me voy a privar de explotarla al máximo.
Nunca antes me había propuesto vivir cada día de mi vida apasionadamente, hoy lo hago. Hoy me lo propongo, vaya a cumplirse o no, por algo se empieza. Me gusta la idea de escribir porque me gusta pensar en que podría pensar en unos años, cuando mi vida haya cambiado por completo, y relea lo que estoy tratando de poner en palabras en este momento.
Si hay algo que no dejo de hacer ni un día de mi vida, es pensar en el futuro. Vivo imaginando millones de situaciones posibles e imposibles y lo mas divertido de eso, es que si algún día llegan a cumplirse los divagues que producen mis neuronas, nunca van a ser exactamente iguales a como los imaginé, entonces no van a dejar de sorprenderme y voy a amar esos momentos mas que a mi vida misma. Y acabo de crear una oración sin sentido, porque van a ser esos los momentos que formen mi vida. Que lindo es estar vivo. Que lindo es amar esta vida de mierda, esta vida llena de vida. Brindaría todos los días por vivir viva toda mi vida. Me embriagaría de vida y me perdería en ese mundo.
Nudo en la boca del estomago. No se donde es exactamente la boca del estomago, pero es arriba de la panza y estomago es la forma sofisticada de decirle a la panza. En fin, ese lugar que nos duele cuando estamos nerviosos, hambrientos o con nauseas. Los tres dolores son distintos, pero en el mismo lugar. No soy una persona que sufre nauseas muy a menudo, y hambre no tanto tampoco, pero nervios si... Ese dolor casi agudo, lo conozco bien y es el que siento en este exacto momento. Estoy en movimiento, pero las ruedas no me dan nauseas entonces no lo puedo confundir con eso. Sin duda, son nervios. Nervios de adrenalina, de emoción, de ansiedad. De saber que me espera algo muy difícil, duro pero feliz una vez que ese nudo se desate. Y es eso, desatar el nudo, es eso lo que tengo que hacer. Vomitar todo lo que tengo adentro para desatar el nudo y poder ingerir otra cosa para rellenar el lugar y que ya no haya ningún nudo.
En una hora se termina todo. Pienso en cuantas veces pensé que en un año se terminaba todo y aunque no haya llegado al plazo estimado, estar a una hora de terminarlo, da nervios.
Lloro, porque siempre lloro, pero nunca lloro. Alguna vez dije que no tengo lagrima fácil, pero porque considero que no tengo lagrimas para cualquier situación. Siempre que lloro, lloro por angustia. Recuerdo muy pocas situaciones en las haya llorado por felicidad o enojo. Esas emociones no me hacen llorar. Y ahí esta, culpo a mis emociones por llorar, no a mi, no a nadie, mis emociones, que son parte de mi, pero son ellas también, son emociones.
Se me escapa la voz, no encuentro las palabras. Me pierdo un poco, me olvido porque estoy en donde estoy y que tenia que hacer. Encuentro la voz, elijo las palabras y se perfectamente que hago sentada en este sillón marrón. Respiro hondo y sigo con la lista. Uno por uno. Todos.
Estoy saliendo. Subo tres pisos por escalera tan rápido que no me da tiempo ni a pensar en lo agitada que voy a estar cuando termine. Lloro, me agito, me rió, me agito, sonrió, suspiro, me agito, respiro con ruido y largo. Ya esta, se termino. Empieza el show. El nuevo show.

6.9.14

Calista

Calista era su nombre. Una niña de tez blanca, cabellos ondulados y olluelos en las mejillas. Le gustaba el olor de las flores que pasaba todos días a la vuelta del jardín. Llegar a su casa y que la espere el té con leche y vainillas que le dejaba preparado su mamá antes de irse. En primavera y durante todo el verano, se sentaba a disfrutarlo en el patio del fondo. Mirando, observando, curioseando por ahí. Sentada en su sillita, pensaba en todo lo que quería hacer una vez terminada la hora de la leche. Revoleando las patitas que no le llegaban al piso aunque la silla fuese casi especial para ella, limpiando las miguitas que caían sobre su vestido violeta cada vez que le daba un mordisco a la vainilla. Tomando té, se sentía grande, aunque fuera con leche, porque la chocolatada le daba dolor de panza.
Calista no entendía porque los grandes vivían corriendo de un lado al otro. Su mamá casi nunca estaba y su papá trabajaba mucho, aunque estaba en su casa, siempre estaba trabajando. Su Bobe era la única que siempre si estaba. La que le contaba los mejores cuentos, la que le daba los abrazos más cariñosos, la que la acompañaba a todos lados. Había una historia que le encantaba. Sobre un picaflor. La abuela le contaba millones de aventuras que tenia el picaflor, y es mas, hasta le aseguraba que de vez en cuando la iba a visitar, pero Calista nunca llegaba a verlo, porque era tan rápido que cuando su Bobe la llamaba para presentarlos, él ya se había ido volado. Soñaba con él, deseaba algún día conocerlo y hasta le había hecho un dibujo en el jardín para mostrárselo el día del encuentro. Todos los días, mientras tomaba la leche, lo esperaba, lo buscaba, pero él no venia.
Pasado un tiempo, la abuela empezó a olvidarse del picaflor y ya no se acordaba de todas las historias que alguna vez le había contado a Calista, entonces ahora era ella quien le contaba esas historias a su abuela. La del día que el picaflor encontró la flor mas grande del mundo y se quedo a vivir ahí muchos días y por eso no fue a visitarla por un tiempo. La de la vez que se encontró en un lago tan pero tan espejado que creyó haber conocido a alguien igualito a el. Y la de la noche que fue a conocer a la Luna.
Calista se despertó una mañana sin entender muy bien porque su Bobe no la estaba despertando para ir al jardín. Bajo la escalera y encontró a su mamá hablando al teléfono muy nerviosa, pregunto por su Bobe y a cambio recibió la orden de su papá de ir a vestirse para que la llevase al jardín. A la tarde, la fue a buscar su mamá y Calista volvió a preguntar por su Bobe. "Tu abuela se fue de viaje por un tiempo" y Calista pensó "seguro se fue a visitar al picaflor". Llego a su casa, la esperaba el té con leche y vainillas. Se sentó en su sillita del patio del fondo y ahí vio al picaflor pasar. Desde ese día, la visito todos los días. Invierno, verano, otoño o primavera. Llueva, nieve, o haya sol, no falto ni un día.

Admiracion. Fanatismo. Bazofia

¿Estará mal admirar personas en secreto? Digo, ¿es necesario demostrarle admiración a cada persona que admiramos? Porque, si es famoso corres el "riesgo" de que te cataloguen de careta porque "Dale! sos fan de todo? Que te pasa??" Y no, no soy fan de todo, pero así como me gusta hacer muchas cosas, admiro a mucha gente también. Obvio, yo también soy de criticar a los caretas, pero porque te das cuenta de cuando una persona esta carteleando algo y cuando demuestra su admiración por ese alguien. Ahora, si no es famoso corres el riesgo de que crean que te falta algún jugador en la cabeza o que sos medio rarito que reconoces el éxito o lo bueno del otro y encima, para colmo, como para terminar con semejante delirio, lo admiras (lease el sarcasmo).
A mi me gusta admirar gente sin que lo sepan. La verdad es que yo me sentiría incomoda si alguien algún día viniese y me dijera que le encanta como soy, que le encanta leerme, que le gustan muchísimo mirar mis fotos y le gustaría ser un poquito mas como yo. Yo también catalogaría a esa persona como "rara" y a la vez no porque debe ser lindo poder inspirar a alguien en algo. Pero en definitiva para eso existen los secretos, para evitarnos situaciones incomodas, situaciones vergonzosas, situaciones que no queremos que sucedan.
La que viaja por todos lados y sube fotos hermosisimas, la que escribe cosas muy copadas, la que dice lo que todos quisiéramos decir pero no nos animamos, el que tiene las palabras justas para cada situación mundial de la que todos hablan, el que pronuncia dos palabras que se convierten en poema, la que tiene esa cualidad que a mi me gustaría tener un poquito mas. Y no hablamos de envidia, en absoluto. Es admiración, es querer aprender de esa persona para ser cada día un poco mejor. Hace falta estar rodeado de grandes para ser grande también. Si uno se rodea de mediocres, a lo máximo que se puede llegar es a ser el mejor de los mediocres. Y prefiero ser la peor de los mejores, que la mejor que los peores.
Es lindo expresarle nuestra admiración a quienes admiramos, pero ¿hasta que punto? Los famosos muchas veces se quejan de esa demostración que les damos y ahí es donde se puede hablar de fanatismo. El fanatismo me resulta una cosa horrible. Es enfermizo, la gente no piensa de verdad cuando le pica del bicho del fanatismo. Creo que por eso también trato de no caer en él. Me tomo con calma las situaciones en las que tengo a alguien "famoso" adelante porque pobre tipo vive acosado por fans el 50% del tiempo que vive, seguramente le gusta mas que lo trate así que como lo trata el resto. Y ahí me hago la especial ¿que me pasa? También critico a los que dicen no seguir las masas pero lo hacen. Es difícil no seguir a las masas y por eso no me meto en el grupo de gente que dice que lo hace. Pero vivís en una sociedad que te arrastra, que te va marcando el camino y no siempre resulta cómodo desviarse del camino. Y como generalmente optamos por el camino mas cómodo, terminamos dentro de la masa por mucho que no queramos.
Releo lo que escribí y me parece una bazofia. Si, bazofia, no basura, bazofia. Tenia ganas de escribir y punto, escritora no soy, críticos no tengo, así que escribo igual. Escribo porque creo que me libera. Poner en palabras algunas cosas que pensamos libera la mente y me hace muy bien liberar la mente por estos días.
También tiene que ver con admiración, admiro a muchos escritores y algún día me gustaría ser como ellos, no se en que vida porque quiero hacer tantas, infinitas, demasiadas cosas que no creo que una vida me alcance para todo. Pero mientras pueda y "el cuero me de" voy a intentar hacer todo lo que tengo ganas de hacer.

Cinco días de puta angina.

Martes. Miércoles. El jueves parecía ser el ultimo día. Viernes. Sábado. Y definitivamente el final tiene que ser el domingo. Hacia demasiado tiempo que no me enfermaba así. El dolor que sentía en el cuerpo el martes, no lo puedo comparar con ninguno que haya sentido hasta ahora. Creo que es lo mas cerca que estuve de la muerte. Muerte dije? La muerte no debe doler. Que se yo, nadie nunca me contó que se siente. Así que no, no lo puedo comparar con morir. Mas bien era como sentir que me cagaron, que me forrearon olímpicamente y que no podía salir de toda la mierda que tenia encima. Eso es. Eso fue.
Ya me habían dicho que cuando la mente no puede solucionar algo o hay algo que molesta mucho al alma, el cuerpo reacciona y reacciona enfermándose. Si bien siempre fui de creer en ese tipo de cosas, nunca pensé que tendría que pasarlas. Ya van cinco días de esto y esta mas que claro que no lo voy a soportar mas y tampoco voy a dejar que se transforme en algo peor. En el medio me juegan en contra mis infaltables ganas de no poder dejar el culo quieto un minuto, entonces me paro para hacer cualquier boludes con tal de pararme, me mareo en el camino de pasar a estar acostada a sentada y me mareo un poco menos en el paso de sentada a parada. Cada paso que doy me da la sensación de que el piso vibra o que cada una de mis piernas pesa 100 toneladas, teniendo que pasar el peso de todo el cuerpo de una pierna a la otra produciendo un bamboleo insoportable en los órganos internos de mi cuerpo que hasta llegan a producirme nauseas. Y así voy, del sillón al baño, del baño a la cocina, de la cocina al comedor, y de nuevo al sillón. ¿Porque sillón? No se. No es mas cómodo que mi cama. Es mas, creo que son igual de cómodas las dos superficies, pero en el sillón tengo gente caminando alrededor casi todo el tiempo, y eso hace que me sienta un poquito menos mal, porque en definitiva estoy enferma de la garganta, pero lo que realmente tengo enfermo es el corazón.
Martes. Me duele todo, pero todo. Tengo a mi compañero fiel conmigo. No se me despega ni un instante pero no puedo pensar en mucho. No pienso en cuanto me esforcé por tenerlo. No pienso en cuanto me alegra cada vez que lo veo. No pienso en cuantas veces me comí una cagada a pedos por su culpa. No pienso. Simplemente siento el peso de su cuerpito contra el mio, sus respiraciones y su calor. Y eso me tranquiliza un poquito.
Miércoles. Empiezo a sentir hambre. Como. Ya estoy hablando después de casi 24 horas de no omitir sonido entre sueño, quejas y suspiros.
Jueves. La energía me brota. Ya me siento curada. Planeo mi día siguiente sin mucha aprobación de mamá pero no me importa. Ella nunca entiende nada, aunque entiende todo.
Viernes. Me levanto con una molestia en la garganta. Pienso que debe ser lo que me deja todo esto, una semana tosiendo, diez días tomando jarabe y ya esta. Justo antes de salir me doy cuenta que si cruzo el umbral de la puerta que divide el pasillo de mi casa con la vereda me va a costar cuatro días mas en cama. Me siento, me calmo, sigo pensando que hacer. Tomo conciencia, decido quedarme un día mas. Hago las llamadas correspondientes. Pijama. Pastillas y a la cama otra vez. Prefiero eso antes de seguir empeorando. Todo el día en cama, mareo constante y ahora el dolor es en la zona del pecho, me falta el aire y me retumba la cabeza.
Sábado. Después de dormir casi once horas, algo me despierta. Me duele la cabeza. Tengo el recuerdo de haberme levantado ya. Si, tenia fiebre y eran las 4:00am. Empieza un día "normal". Me siento molesta por no haber hecho nada productivo en casi una semana completa, pero ya estoy contenta de poder pensar con claridad y finalmente poder definir que tengo que hacer después de todo esto.