19.9.14
Humedad
Llueve, sale el sol y vuelve a llover. La lluvia relaja. El agua relaja. La relajación calma. Eso estoy buscando, la calma. Prendo un cigarrillo, miro por la ventana, esta empañada de un lado y mojada del otro, no distingo mas que siluetas y colores. Pocos colores, marrón, gris, azul, verde y algún dejo de rojo. Siluetas inmóviles. El movimiento esta detrás de cada puerta que se que esta en la calle pero que no puedo visualizar perfectamente en este momento. Hace frío, tengo la piel de gallina, pero ponerme un sweter implicaría un montón de acciones que considero innecesarias en este momento. Su olor. Camino de un lado al otro de la habitación, sobre el canto externo del pie en un paso y sobre el interno en el siguiente, alternando una vez cada pierna, bueno, como se camina normalmente, claro. Tengo los pies desnudos, el piso esta frío, siento la textura de la alfombra, izquierda, derecha, izquierda y nuevamente la cerámica fría. Un escalofrío me recorre el cuerpo, desde el talón derecho hasta el pecho. Su cara. Apago el cigarrillo, me froto la cara, me paso la mano por la nuca cerrando los ojos, intentando volver a la realidad. Es peor, siento su mano sobre mi cuello, como me recorre la espalda, los brazos y se detiene en mi manos. Siento sus dedos entrelazados con los míos, abro los ojos y me veo. Estoy solo, no hay nadie en este lúgubre espacio además de mí. Prendo otro cigarrillo, me siento y me paro al instante camino al sofá-cama, que ahora es solo sofá. Esta húmedo, el cuero absorbe la humedad casi tan rápido como la sal en un salero. El ruido de mis movimientos sobre el sillón. Su respiración. La recuerdo, la escucho, la siento. Otra vez un escalofrió me recorre el cuerpo, pero este es producto de la ventisca que entra por la ventana de la cocina que se que se abrió de nuevo. No tengo ni un mínimo impulso involuntario para pararme y cerrarla. Me abrazo, la siento conmigo otra vez. Sus labios. Se esfuman antes de que pueda terminar de sentirlos como me gustaba hacerlo. De espalda a la ventana, de cara al respaldo del sofá. Dormito porque el frío no me deja dormirme profundamente. No se cuanto tiempo pasa antes de empezar a relajar los músculos porque ya no siento frío. Giro lentamente, casi generando una espiral en mi cuerpo porque mis piernas quedan en la misma dirección y veo como el sol empieza a asomar. La resolana me enceguece por un instante de segundo. El rayo de sol cae justo sobre la mesa. Me brota una energía descomunal. Me paro de un salto, todavía con algunas partes de mi cuerpo que no reaccionan perfectamente a la posición vertical. Me abalanzo sobre la mesa, me pareció ver algo que no era y en ese segundo algo se desploma dentro mio. Como un baldazo de agua fría, como si alguien me sacara la frazada de un tirón en la noche mas fría, como un golpe de calor por estar expuesto al sol mucho tiempo, como una trompada en medio del estomago. Me siento, casi desplomandome sobre la alfombra. Me agarro la cabeza con las manos en palanca con los codos sobre las rodillas para sostenerme en una posición que no requiera mucho esfuerzo y que me haga parecer algo mas cuerdo. Me arden los ojos. Su olor, su cara, su manos, su respiración, sus labios. Me desmorono finalmente. Siento el piso frió con mi lado izquierdo trasero. El derecho se mantiene cálido sobre la alfombra. Siento la caída, un cosquilleo se desliza por mi brazo izquierdo. Respiro hondo. Mis latidos se aceleran y ya no veo nada mas que la mancha de humedad que encierra la lampara colgante del techo gris que pocas veces me detuve a observar.
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